"Un disparo más"

Era tarde. Sentía que el Sol ya no brillaba, quitando no solo mi esperanza, sino la luz de los ojos de mis ejecutores. Apuntaban sus armas hacía mí, y muchos otros hombres, probablemente compartidores de mi causa. A esto habíamos llegado. El sudor frío me recorría todo el cuerpo. Los cadáveres de algunos yacían postrados frente a mis pies. Los soldados no parecían humanos. No sabría explicarlo, pero de su rostro había desaparecido esa chispa que destaca la humanidad que todos tenemos dentro. Un disparo. Un hombre a mi lado cayó cual tronco que ha sido cortado, impotente durante el acto, y atente a su destino. Un disparo más. Uno más y acabaría esto. Pero me di cuenta de mi error. Esto no iba a acabar. Solo acababa de empezar. ¿Era este nuestro futuro? ¿Ser fusilados si no nos arrodillábamos? No. No lo era. Pero yo sabía la verdad. Muchos caeríamos, muchos moriríamos. Pero no dejaríamos que los Franceses tomaran lo que es nuestro. Nuestra patria. Nuestro corazón. Nuestro alma. Cerré los ojos. Escuche un arcabuz moviéndose hacia mí. Sentí un disparo. Y paz. Ningún disparo más. Ninguno.